Cerro Villalta (1.954)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DE TÍSCAR

POR LA CUERDA, CON EL RAYAL (1.834) Y EL PEÑÓN DEL GUANTE (1.931)

Dentro del complejo de Cazorla - Segura, la Loma del Rayal configura el extremo suroccidental de la Sierra del Pozo. Su cresta está culminada por tres picos de buena prominencia, de los que el Cerro Villalta es el más alto. Presenta una morfología típica de la zona, con una oriental en forma de árida rampa pedregosa, mientras que, al oeste, el terreno se desploma en escalones donde prospera el pinar el los rellanos entre paredes de caliza. La cuerda alterna tramos alomados con otros muy afilados y cuenta con panoramas despejados tanto hacia el valle del Guadalquivir como hacia las hoyas de Baza y Guadix. En suma, una montaña que cuenta con numerosos atractivos y que, si no es más renombrada, es por su situación, en los márgenes del conjunto, y su altitud, por debajo de la cota 2.000.

La ruta no puede ser más simple; se trata de recorrer la cresta de Loma del Rayal de suroeste a noreste y, luego, regresar al punto de partida por los caminos de la vertiente noroeste.

Loma del Rayal desde el noroeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra del Pozo
  • Base de partida: Quesada (Jaén)
ACCESO: La población jiennense de Quesada está situada en el sureste de la provincia, al pie del extremo suroccidental del complejo montañoso de Cazorla-Segura; concretamente, entre las estribaciones de las sierras de Cazorla y el Pozo. La ruta parte del "Helipuerto de Tíscar", en realidad una mera explanación de tierra, al que se accede por una pista de tierra kilómetro y medio desde el puerto del mismo nombre, situado a su vez a unos 9 km al sur de Quesada. Aunque el núcleo habitado más cercano es la aldea de Tíscar, a unos 5 km del puerto por la vertiente opuesta a Quesada, es en la capital del municipio donde se pueden encontrar la mayoría de servicios. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta el helipuerto en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.149 / 1.954
  • Mi tiempo efectivo: 6h08
  • Mi tiempo total: 7h20
  • Dificultades: F. Numerosos pasos de I grado, algunos con fuerte exposición, durante el cresteo. Largos tramos sin camino por pedregal incómodo y un poco de matorral, algo confuso.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del Helipuerto de Tíscar caminando en dirección este por la pista de acceso. Cuando ésta deja de ganar altura tras cruzar una cancela, dejarla por la derecha (SE) y continuar subiendo por el ancho lomo pedregoso. Al llegar a la cuerda de la sierra, girar a la izquierda (NE) y seguirla hasta el Picón del Rayal. Continuar por la cresta, evitando los pasajes más escabrosos casi siempre por la derecha, pese a lo cual habrá que realizar pequeñas trepadas (I) en el filo, alguna vertiginosa. Así, se alcanzan sucesivamente las cimas del Peñón del Guante (F) y alcanzando finalmente el Cerro Villalta (F).

Buscar buena bajada del crestón cimero hacia la izquierda (NO) y descender luego, por terreno muy empinado de pedregal y bosque, hasta el Prado de la Nava, por donde pasa una pista forestal. Tomarla a la izquierda (SO) para deshacer por ella el desplazamiento antes realizado por la cresta. Pasado el Collado Valiente, girar a la izquierda (SE) en una bifurcación y, poco después, en el vértice de una curva a la derecha, seguir recto (SE) para dejar el carril por el Cordel del Chorro a la Atalaya. Más adelante, al volver a encontrarse este camino con la pista (nos hemos ahorrado un rodeo), seguirla a la izquierda (NO). Tras doblar el Tornajo de los Vaqueros, se llega a la cancela donde se abandonó la pista al subir y ya sólo quedará deshacer camino para regresar al Helipuerto de Tíscar.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Magnífica actividad, panorámica y entretenida en la cresta, apacible y hermosa en el retorno. Creo que se podrían evitar todos los pasajes escabrosos o expuestos en arista por la vertiente suroriental (derecha), pero al precio de aumentar ligeramente el desnivel, a base de subibajas, y, sobre todo, de restar a la jornada mucho atractivo. Los pasos en la arista nunca son difíciles y la roca es segura, aunque impresionan bastante. Creo que cualquier persona sin vértigo ni especiales limitaciones físicas está en condiciones de superarlos con seguridad, obviamente con la roca seca. También conviene evitar días de viento fuerte, que podría llegar a entorpecer en esos pasos agudos hasta hacerlos peligrosos. Y poco más; creo que las fotografías describen mejor lo que es esta hermosa ascensión que lo que yo pueda decir.

RELATO GRÁFICO:

Dejé el helipuerto por la continuación al este de la pista de acceso, teniendo a la vista los tres picos del día. Al principio, el carril me llevó a remontar el suave lomo que se ve a la derecha del Picón del Rayal, trazando un par de diagonales, que atajé. Cuando me acercaba a la cerca que llevaba a mi izquierda,...

... podía apreciar la alternancia de rampas boscosas y desplomes calizos que configurara esta vertiente de la sierra.

Al dejar de ganar altura la pista, justo después de cruzar una cancela, la dejé por la derecha (S) para continuar subiendo a través de una ladera pedregosa, desde la cual empezó a descubrirse al fondo Sierra Nevada. Aunque se veían algunas trazas de senda, éstas atravesaban la vertiente y, como a mí lo que me interesaba no era eso, fui derivando a la izquierda (SE),...

... de cara a la pendiente, aunque sin dejar de aprovechar los rastros cuando me venían bien. Siempre era mejor que caminar sobre los movedizos guijarros.

Con la ganancia de altitud, empecé a ver un panorama más amplio al norte, donde un oscurecido Valle del Guadalquivir se extendía más allá de Quesada.

Volviéndome al oeste, la Sierra de Mágina iba asomando por encima de la de Quesada.

Al llegar a la cuerda, que es amplia, suave y despejada por aquí, la seguí en su ascenso a la izquierda (NE), hacia la primera cima del día. A mi derecha, podía ver,...

... sobre las estribaciones meridionales de esta Sierra del Pozo, la sucesión de las de Las Estancias, Filabres, Baza, Nevada y Arana, al otro lado de las hoyas de Baza y Guadix. También, la contundente silueta del Jabalcón surgiendo de la niebla. Claro que, si algo destacaba en ese cuadro está hacia la derecha, donde la nieve blanqueaba...

... lo más alto de Sierra Nevada.

En fin; tras superar sin problemas este primer tramo de cordal, alcancé la cima del Picón del Rayal y pude ver, al otro lado,...

... su continuación, por el Peñón del Guante, hasta el Cerro Villalta. Por cierto, que la llaman Loma del Rayal, pero ya podía intuir que, al menos en parte, iba a ser afilada. Más a la izquierda, se elevaba el extremo de la Sierra de Cazorla, culminado en...

... el Gilillo, el valle del Río de la Toya y, al otro lado, el pueblo y la...

... Sierra de Quesada, sobre la que ya se veía Mágina en su integridad. Para bajar y seguir el cresteo, hube de volver unos metros atrás, en esa dirección (O), hasta que vi, a mi izquierda (N), una...

... forma fácil de bajar el resalte que abraza el Picón del Rayal. Se trata de una empinada fractura llena de cantos, que bajé con cuidado, pero sin necesidad de usar las manos. Sal una terraza pedregosa por la que, girando a la derecha (E), rodeé los desplomes...

... hacia el collado inmediato (1.739). De camino, podía ya ver la bonita cuchilla caliza hasta el Peñón del Guante.

De nuevo en la cuerda, la seguí, caminando a través de las pendientes herbosas de la vertiente meridional (derecha), desde donde se veía así el Picón del Rayal, quedando atrás, y...

... el arrugado pie de monte que se extendía más allá del Barranco de Tíscar.

Mientras seguía flanqueando la cuerda por el sur, vino un terreno más confuso, donde matorrales y cantos entorpecían el paso y me obligaron a ir serpenteando para encontrar el paso fácil. Luego, tras doblar otro espolón, me encontré...

... ante el Collado del Rayal (1.695), donde empieza la arista del Peñón del Guante. No encontré dificultad ni para encaramarme a la misma ni...

... en los primeros metros de subida. Aunque se trata de una arista definida, es regular y lo suficientemente ancha para caminar. Eran más incómodos los pedregales de antes.

Ganada cierta altura, una mirada atrás, al Picón del Rayal, que gana con la distancia.

El terreno se fue haciendo más agreste al acercarme a una prominencia, donde tuve que usar las manos (I). Al otro lado,...

... la arista se afila aún más, aparte de presentar varios escalones. La cosa parecía un poco más complicada, pero...

... fue sólo la impresión. Como se ve en esta foto sacada hacia atrás, en los tramos horizontales se puede caminar (con cuidado) y los destrepes son cortos y fáciles (I).

Luego, la arista, además se empinó; alterné los pasos en la arista con rodeos por la derecha, donde igualmente hube de ayudarme también de las manos. Conclusión, debí de apartarme de la arista; ésta es más expuesta, pero más cómoda y bonita, y la dificultad objetiva es aproximadamente igual (I).

Según ascendía por la arista, una nube fue aproximándose por detrás.

Aunque me di prisa por recorrer el último trecho, afilado también, pero sin dificultad,...

... la nube acabó por alcanzarme y, al culminar el peñón del Guante,...

... la visibilidad era escasa mirando atrás,...

...abajo a mi izquierda, o...

... delante, hacia la continuación del cresteo, algo aérea, pero suave y regular; muy cómoda de andar.

Al dejar atrás la cima, una perspectiva de los desplomes al noroeste. En estas condiciones, nunca sé si se vería más bonito con o sin niebla; desde luego, así la imagen creo que es más mágica. Por cierto, abajo a la derecha, el sol estaba iluminando partes del pie de monte.

Tras la cota 1.917, me encontré ante un corte vertical y lo evité retrocediendo unos pocos metros para bajar hacia el oeste, por esta rampa de pedrera, incómoda pero sin dificultad, hasta esa terraza que se ve abajo. Allí, giré a la derecha (N) y...

... comencé a descender por un empinado tubo pedregoso, pero para dejarlo enseguida rodeando por debajo el pico que se ve a la izquierda (NO) y volver sin complicaciones excesivas a...

... la cuerda, que seguí por su flanco meridional (derecho), procurando mantenerme cerca del filo.

Así, no perdí apenas altura al pasar por el collado (1.804) sobre la Nava Alta del Espino. Mirando atrás, se veía aquella cota 1.914 que me hizo dar un rodeo.

A partir de aquí, volví a la cuerda, que ya no dejaría hasta la invisible cumbre de la jornada. A la derecha, me llamó la atención...

... esa otra cuchilla caliza, cuyo nombre, si lo tiene, no figura en el mapa.

Mirando atrás, se veía cómo hacía sol en Quesada.

Por delante, la nube seguía, pero parecía hacer intención de levantar.

Efectivamente, la cuerda estuvo despejada atrás y...

... adelante cuando aún me quedaba un trecho para la cima del Cerro Villalta.

Al culminar la cumbre de la jornada, pude ver las nubes marchándose hacia el este, sobre la vecina Sierra de Cazorla, de la que podía ver el Gilillo dominando la garganta donde nace el Guadalquivir. Girándome a la izquierda,...

... el valle del mismo río, ancho y sombrío, tras haber rodeado por el norte la sierra donde nace. Siguiendo el giro, Quesada,...

... su sierra y la de Mágina.

Mirando atrás, al suroeste, eran ahora visibles los otros dos picos de esta Loma del Rayal. Más allá, en un cielo cada vez más revuelto, las nubes ocultaban las montañas penibéticas; sólo al sur llegaban a...

... verse el Jabalcón y algo de la Sierra de Las Estancias.

Siguiendo el giro, las nubes estaban más altas y dejaban ver las crestas hacia el interior del complejo Cazorla-Segura, con la parte más alta de la Sierra del pozo en primer término, la árida mole de la de Castil detrás, y hasta la cima de Peña Sagra que asomaba allá al fondo.

Acabando el giro, el complejo relieve del alto valle del Guadalquivir, que se extendía al noreste. En esa dirección inicié el retorno, caminando por la cuerda hasta que, hacia donde se ve esa mancha de hierba, encontré a la izquierda (N)...

... una rampa pedregosa que permitía dejar la cresta sin dificultad. A los pocos metros de iniciar la bajada, ante esa gran roca gris de izquierda, giré a ese lado (O) para...

... entrar por un estrecho pasillo que lo atraviesa y del que salí a...

... las empinadas pedreras que se extienden bajo la cresta. Ahí, comencé descendiendo en diagonal por unas trazas; cuando éstas desaparecieron, me dejé caer directamente a la derecha (NO) para...

... dirigirme a la Pradera de la Nava, que podía ver más abajo.

Después de atravesar un paso estrecho entre canchos, donde me encontré pisando una senda que no había visto antes,...

... llegué al prado, donde desemboqué en una pista que tomé a la izquierda (SO), pasando a atravesar la vertiente...

... casi horizontalmente. Caminaba así bajo la cresta que acababa de recorrer,...

... dominando Quesada y viendo Mágina en el horizonte.

Bueno, eso, cuando me dejaban los pinos, cuya presencia dominó este retorno de la ascensión. Aun así, de vez en cuando llegué a vislumbrar la cima del Villalta.

Mejor se veía la cumbre desde el único claro digno de tal nombre que encontré, en el Collado Valiente. A la bajada del mismo,...

... se bifurcó la pista y continué por la izquierda (SE), pasando ahora...

... bajo el Peñón del Guante.

Al poco, llegué a esta curva, donde dejé el carril siguiendo recto (SO) para tomar el Cordel del Chorro a la Atalaya.

Desde este nuevo camino me fui acercando al Picón del Rayal. En el barranco que se abre a sus pies,...

... me encontré con una pista forestal. Es la misma de antes, pero me había ahorrado un rodeo con pérdida de desnivel. Tomándola a la izquierda (E),...

... acabé el retorno bajo la cresta hasta que,...

... al cruzar un espolón descubrí la cancela que había cruzado esa mañana al principio de la excursión. Y, más allá, el helipuerto, con mi coche esperándome.

Comentarios

  1. Aupa Luiso!

    Otra buena lección de geografía en este estupendo recorrido jienense. Buena logística circular, seguro que previamente bien preparada, en esas montañas ciertamente agrestes y tan desconocidas para los del norte. La niebla, mientras no se cierre tanto que impida orientarse, le da un toque especial.

    Un abrazo

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  2. Gracias por tu comentario, Alfredo. Y si; había buscado información antes, como siempre. Respecto a la niebla, aristas como ésta tienen una ventaja: mientras llegues a ver dónde vas a apoyar el pie, no te puedes desorientar.

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